Llevo una semana, más o menos, reflexionando mucho sobre la cantidad de comida que tiramos. No es que antes no lo hiciera, pero los últimos acontecimientos han hecho que mi vista y mis oídos se agudicen.

Así, en pocos días me he topado de bruces con varias iniciativas muy interesantes. Es el caso de las neveras solidarias instaladas en Galdakao y Murcia, en las que particulares y empresas de restauración pueden dejar la comida sobrante, o incluso recién preparada, para que la consuman quienes más lo necesitan. También el de Food Sharing, una red digital creada en 2014 para entregar y recoger comida entre vecinos. O, por ejemplo, la aplicación móvil de la que les vengo a hablar.

Se llama Yume y la acaba de lanzar en Australia Katy Barfield, fundadora de varios proyectos para reducir el desperdicio de comida en su país.

Convencida de que es mucho lo que podemos hacer para que alimentos en buen estado no acaben en la basura (sólo en el sector de la alimentación y la restauración australianos se tiran al año 1.4 millones de toneladas de comida que podría ser perfectamente consumida), ha creado una app móvil que da a los restaurantes y tiendas de Melbourne la posibilidad de poner en venta la comida que les sobra o que no han vendido a mitad de precio.

Los restaurantes sólo tienen que subir la información a la aplicación e indicar la hora de recogida. Los particulares interesados en esa porción de lasaña o esas barras de pan que aún les quedan, sólo tienen que solicitar el producto a través de la aplicación y pasarse por el establecimiento a la hora estipulada para recoger el producto y pagarlo.

Lo mejor de todo es que esta aplicación da una segunda oportunidad al establecimiento para obtener un cierto beneficio -o al menos no perder dinero.

Y, si no consigue venderlo a ese precio rebajado, o si directamente quiere donar la comida, también puede hacerlo a través de esta aplicación, que la recoge y la lleva a las ONGs y bancos de comida cercanos. Todos ganan. El consumidor, que puede incluso darse un capricho a un precio más reducido (piensen en algún pastelito a mitad de precio); el negocio, que se deshace de lo que le sobra y, encima, se libra del cargo de conciencia de tirar comida en buen estado; y las organizaciones sin ánimo de lucro, que siguen recibiendo comida para cubrir las necesidades de quienes más lo necesitan.

Food waste garbage

Como explica en esta artículo su creadora, “hay un gran número de establecimientos a los que les sobran de manera regular pequeñas cantidades de comida. Individualmente, este volumen puede ser muy pequeño para donarlo a un banco de alimentos pero, de manera colectiva, representa una gran oportunidad. Si cada café en Australia redujera la cantidad de comida que tira cada día en un solo kilo, salvaríamos 35 toneladas de alimentos diarios«.

La aplicación, que se lanzó este verano, ya cuenta con 1.700 usuarios y varios grandes restaurantes asociados. Ofrece una opción intermedia entre la entrega total y desinteresada al prójimo y el ánimo de lucro sin escrúpulos, y, de paso, casi sin quererlo, acaba concienciando a la ciudadanía sobre un problema que nos afecta a todos:

“Al tiempo que se convierte en una fuente de ingresos para los negocios, Yume es también una forma de sensibilizar a los amantes de la comida. Nos hemos dado cuenta de que muchos de los miembros de esta comunidad se unen a ella porque quieren buena comida a un precio reducido, no necesariamente porque les quite el sueño reducir el desperdicio de alimentos. El segundo es un mensaje que captan, sin embargo, cuando han comenzado a utilizar la aplicación y creo que ese es un factor muy poderoso», dice Katy Barfield, la creadora de esta aplicación.

Y a vosotros ¿qué os parece? ¿Usaríais una aplicación de este tipo? ¿Conocéis algún proyecto similar en nuestro país? Soy toda oídos :)

 

Fotografía principal: Yume. Imagen basura cedida por U.S. Department of Agriculture bajo licencia Creative Commons.

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