Los años de elecciones son siempre años de oportunidades. Después de todo, son de esas pocas ocasiones en que los políticos se molestan en escuchar nuestras propuestas –un voto es un voto.
Para las entidades de Economía Social y Solidaria éste es también un buen momento para hacer oír su voz. Por eso, bajo el liderazgo de la Red de Redes Economía Alternativa y Solidaria (REAS), han presentado un decálogo de propuestas para transformar los territorios promoviendo prácticas económicas “al servicio de las personas, el bien común y la sostenibilidad”. Es lo que define, a su juicio, la economía en estado puro, sin aditivos; la economía que viene a atender las necesidades reales de los ciudadanos.
Como defendía David Comet, de IDEAS, en la última edición del Encuentro de Economía Alternativa y Solidaria, IDEARIA 2015:
“No tiene sentido que si la administración vela por nosotros, promueva una economía que va en contra de ese objetivo”.
La lista de propuesta de REAS aúna todos esos puntos que serían capaces de garantizar
una transición tranquila hacia modelos de gobierno, producción y consumo más eficientes, generadores de riqueza no sólo económica sino también social (cohesión comunitaria, participación ciudadana, cooperación…).
Así, se centra el decálogo en medidas para facilitar que los vecinos y las organizaciones sociales intervengan de manera activa en las políticas públicas, la promoción de estructuras de intercambio y consumo colaborativo, la potenciación de la contratación de empresas de economía social y cooperativa en los concursos públicos o, por ejemplo, la compra de energía de fuentes renovables. Medidas concretas que vienen a allanarle el terreno a quienes de verdad creen que hay salida a una crisis que comenzó mucho antes de 2008.
Las palabras de Antonio Zurita, director general del Fondo Andaluz de Municipios y Provincias para la Solidaridad Internacional (FAMSI), durante el mismo evento en Córdoba hace unas semanas, eran claras.
“Los ayuntamientos han pasado a decir unánimemente que apoyan la economía social y solidaria. Esto quiere decir que es un valor en alza; no consolidado, pero en alza”.
Ahora bien, de ‘principio’ o ‘creencia’ a ‘aplicación práctica’ puede haber abismos insalvables.
En la misma Córdoba, donde existe una gran tradición de cooperativismo y economía social, sólo un partido político se ha adherido, por ahora, al Pacto Cordobés por la Economía Social propuesto por REAS y CEPES Andalucía. En él se instaba a los partidos que concurren a las municipales a comprometerse formalmente a promover la economía social si ganaban las elecciones. PP, PSOE, Ganemos, Ciudadanos e IU recibían las ideas con aprobación, pero sólo la última formación ha firmado el acuerdo.
Tampoco quiere decir esto que las administraciones locales no estén haciendo absolutamente nada
en pro de la economía social y solidaria. Son muchos los consistorios que en toda la geografía española están tomando medidas para desarrollar sus municipios desde modelos económicos más justos. Una muestra:
- Sevilla, la primera ciudad andaluza en firmar un Pacto Local por la Economía Social en 2010. A él, le siguieron pactos provinciales y autonómicos.
- Parcelas sociales Huertas de Santa Eugenia de Girona. Cedidas por el ayuntamiento en 2007 para dignificar este espacio creando huertos de gestión compartida entre el consistorio, usuarios y propietarios. Hoy hay un total de 309 parcelas con una extensión total de 48.775 m2.

Huertos Sociales Santa Eugenia (Gerona). Foto: http://www.absolutgerona.com/nuevos-huertos-de-alquiler-en-la-zona-de-santa-eugenia/
- Udaltruke, una iniciativa de consumo colaborativo. 15 ayuntamientos vizcaínos de la Asociación de Desarrollo Rural de Enkarterrialde intercambian gratis bienes municipales (jardinería, obras, cultura). Gracias a ello, en los primeros 6 meses, consiguieron un ahorro de 9.000 euros para las arcas locales.
- I Congreso Internacional de Economía Social y Solidaria. Se celebró en año pasado en Zaragoza; el apoyo del ayuntamiento fue fundamental para su puesta en marcha.
La crítica que realizan las entidades de economía social y solidaria es que tales iniciativas no pasan de ser actuaciones aisladas. Sus planteamientos siguen sin estar presentes en las estrategias a largo plazo de los gobiernos municipales, la única manera de que se puedan consolidar aunque haya cambios políticos, tal y como defiende Antonio Zurita.
Con todo, que la economía social y solidaria está en auge es una realidad.
“Ningún ayuntamiento se atreve a cuestionar ahora mismo los valores de la Economía Social y Solidaria”, dice el director general del FAMSI. Por otro lado, la UE apuesta por ella, hasta el punto de que está destinando líneas de financiación específica a promover modelos empresariales que pongan a las personas y el medio ambiente por delante del capital. Y, aunque siempre está el riesgo de que la economía social y solidaria se use para lavar la cara a los gobiernos sin que estos sepan siquiera los componentes del jabón que están utilizando, hay que mirar al futuro con positivismo.
El Decálogo completo de Propuestas para las Elecciones locales y autonómicas de 2015 elaborado por REAS está disponible en su página web: www.economiasolidaria.org
Foto portada: Firma Pacto Local Economía Social Sevilla. CEPES-Andalucía.